Puerto de Sevilla Siglo XVI

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Puerto de Sevilla Siglo XVI

miércoles, 22 de junio de 2011

Memoria Pablo Sallabera

Memorias del Proyecto Cartagena Puerto de culturas Sevilla Puerto de Indias

E

sta historia comienza durante mi estancia en 3º de E.S.O., el curso que transcurrió en los años 2009-2010, cuando me vi involucrado en una empresa que aún estaba en fase de gestación. El comúnmente conocido como “Proyecto Cartagena”.

Al principio, lo único que conocía de este asunto era que un grupo de profesoras y profesores habían empezado a conspirar para crear un enlace entre el instituto I.E.S. San Isidoro de Sevilla y el instituto I.E.S. San Isidoro de Cartagena, por el simple hecho de que sus nombres hacían referencia al mismo clérigo. La simple mención de que teníamos que realizar un trabajo (una presentación de PowerPoint) sobre la ciudad de Sevilla con relación a su río (el Guadalquivir) creó en mi un cierto recelo hacia el proyecto, pero después de ser realizado, me di cuenta de que empezaba a conocer un poco mejor mi propia ciudad, y de que surgía en mí, un interés dormido desde hace mucho tiempo.

Más avanzado el curso, se propuso un viaje a Cartagena, para visitar a un selecto grupo de estudiantes del instituto cartagenero con el que realizábamos el proyecto. Me parecía una buena idea, y me planteé muy enserio ir, pero al enterarme de que serían seis tortuosas horas en autobús, renuncié y cedí mi plaza a un amigo. Y así fue como terminó para mí el proyecto, o eso era lo que creía, porque al año siguiente, sin yo saberlo, continuaría, y esto solo sería un simple preludio a las aventuras que me esperaban.

Al curso siguiente, en 4º de E.S.O., intenté matricularme en teatro (la alternativa a Proyecto Cartagena), pero al final, el profesor de teatro, con el pretexto de que no aparecía en la lista me mandó al proyecto. De esta manera (quizás obra del destino) empecé un nuevo curso como cómplice en los planes que se efectuarían en esa nueva asignatura.

El curso empezó con la sucesión de más ominosos trabajos de PowerPoint. Aunque quedaron bien, y me obligaron a centrarme en temas que me interesaban desde mi más tierna infancia, las etapas de la Antigüedad y la Edad Media en Sevilla y su época de máximo apogeo, durante la cual poseía el monopolio del comercio con América. No mucho más adelante (no me acuerdo exactamente en qué fecha) se me brindó, otra vez, la oportunidad de conocer a uno de los cartageneros (Antonio), ya que el año pasado no fui, y darle alojamiento en mi casa durante los días en que transcurrirían las actividades lúdicas y visitas a los correspondientes monumentos históricos y culturales de Sevilla. Nada más llegar, a pesar, de su tortuoso viaje de seis horas en autobús, accedió a ir a un espectáculo de baile flamenco que protagonizaba una amiga de mi madre, al cual no tuvimos que pagar gracias a sus contactos. En los días siguientes, transcurrieron una serie de visitas (la catedral y Giralda, al Real Alcázar y sus jardines, a la fábrica de cerámica de la Isla de la Cartuja y el recinto en el que se realizo la expo mundial de 1992) y actividades (como el paseo literario, en el que íbamos recitando los más diversos poemas (antiguos y recientes) relacionados con la ciudad y su patrimonio cultural e histórico). Después de estas jornadas educativas los cartageneros se marcharon tras una lacrimógena despedida.

No muchos meses después el encuentro se volvería a repetir, pero con distintos invitados (Francisco y José) con los que también establecí fuertes lazos de amistad. Durante su estancia visitamos los lugares que no visitamos la anterior vez como el puerto y la esclusa, en la que tuvimos la suerte de deleitar nuestros ojos con el funcionamiento de esta y la visita al patrimonio científico e histórico que poseía nuestro instituto, y que hasta entonces habían pasado desapercibido a mis ojos. Diversos profesores y profesoras organizaron para nosotros una exposición, magnífica y digna de recordar, de los diversos utensilios científicos (maquetas de insectos, minerales e inventos orientados a la educación de la asignatura de Física y Química) y una colección de libros antiguos entre los que se encontraba una copia del Nomenclátor del geógrafo Tolomeo con más de cinco siglos de antigüedad, entre otras muchas maravillas. Lo que me apenó más de esta visita fue que aún teniéndose métodos educativos tan magníficos, no se orientaban hacia la facilitación de la educación a los alumnos, proporcionado ejemplos prácticos y fundamentales para el aprendizaje de las diversas materias.

Tras las visitas, cada noche solíamos quedar en la Alameda de Hércules en la cual cenábamos y charlábamos estrechando nuestros lazos de amistad, ya no como integrantes de un proyecto educativo, sino como auténticos amigos. Al cuarto día (si no recuerdo mal) se realizó la despedida, con la excepción de que en vez de despedirnos de los cartageneros, nos despedíamos de nuestros familiares y de los amigos que no podían venir, pues nos marchábamos en autobús hacia Cartagena puerto de culturas.

A nuestra llegada, los primeros segundos en los que contemplaba el barrio de Cartagena en el que me encontraba eran solo mortecinos atisbos de los que se tornarían, en un futuro muy próximo, en esplendorosas alucinaciones, al profundizar más en los encantos de la ciudad. Los familiares de Fran (mi anfitrión) me recibieron con los brazos abiertos, invitándome a pasar una grata estancia en su cálido hogar.

Tras una noche de descanso, empezamos una larga jornada en la que tuve el placer de visitar su instituto, y el centro de la ciudad. A estas visitas se le irían sumando muchas más a lo largo de mi estancia en la ciudad, como el paseo en barco por el golfo y la visita guiada al ayuntamiento en el cual nos hicieron fotos para el periódico y nos galardonaron con bolígrafos y panfletos. También cabe destacar la visita al teatro romano, en el cual quedé totalmente anonadado por la colección de esculturas y ajuares antiguos, y por el magnífico y colosal teatro en el que conocí su funcionamiento e instalaciones. Un acontecimiento que me encantó fue la visita de la Unión, un pueblo minero cercano a la ciudad. Esa visita fue una de las que más me gustó ya que visitamos el interior de la mina escavada en ese lugar y de las tradiciones folclóricas musicales que se habían desarrollado a lo largo de la historia alrededor de las injusticias e inclemencias que sufría la población minera.

Ya fuera del ámbito educativo y turístico, me encantó la última noche que pude compartir con mis amigos cartageneros. Aunque próxima a la despedida parecía ser fundamental para que nuestra amistad se consolidara y pudiera ser más que una amistad pasajera. Pues las lacrimosas promesas de volvernos a encontrar más adelante, y por nuestra propia cuenta, fijó en el futuro un seguro reencuentro, que aún deseo que se realice.

Ya mis recuerdos se tornan borrosos, así que seré breve en mi conclusión. Sinceramente, doy las gracias a todos los profesores que participaron en el proyecto para darnos a conocer todos los aspectos importantes de ambas ciudades e institutos. Y deseo que se realicen en el futuro más encuentros, si no con el instituto cartagenero, con otros diverso institutos. A mis AMIGOS los cartageneros les dedico estas últimas palabras:

¡Volveremos a vernos y hasta muy prontico!

Pablo Sallabera Moszczynski

4º ESO- B

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